Discussion:
La Logia Luminosa del Vril
(demasiado antiguo para responder)
LABORISARQUITECTUM
2009-09-15 12:41:38 UTC
Permalink
La Logia Luminosa del Vril

Los cálices para las huestes de Lucifer
«Estoy fundando una orden, confió Adolf Hitler a Rauschning, hablando
de sus planes
para establecer los burgos en los que tendría lugar la segunda fase
de
la creación de una
nueva raza.. De allí surgirá la fase final de la mutación humana...
¡El Hombre-Dios!»
Karl Haushofer no sólo había realizado un profundo estudio sobre los
orígenes de la raza aria en la Atlántida, y sobre el modo en que
había
sido moldeada para cumplir su destino histórico en el mundo. El
profesor también era la fuente de toda la mística biológica del
racismo del partido nazi, así como elresponsable inmediato de
inspirar
la idea de realizar experimentos de incubación y de llevar a cabo una
educación especial en los burgos en los que aparecería una nueva raza
de Superhombres.
Después de iniciar a Adolf Hitler en la Doctrina Secreta en la
fortaleza de Landsberg, Haushofer seconvirtió en la figura central de
una sociedad secreta llamada «Vril» o «Logia Luminosa del Vril», que
fue fundadaen Berlín. La única cualificación aceptable para entrar a
formar parte de este exclusivo círculo satánico era la
presentación de un grado lo suficientemente alto de iniciación en la
Doctrina Secreta.
La Logia Luminosa no sólo comprendía miembros procedentes de los
movimientos ocultistas más
importantes de Europa, sino que también atraía a iniciados de todos
los rincones del planeta, incluso del
Tíbet, de Japón, de la India, de Cachemira, de Turkistán y de Ceilán.
En el cuartel de la Sociedad en Berlín,
lamas tibetanos, budistas japoneses y miembros de otras sectas
orientales se codeaban con ex alumnos de
Gurdjieff, miembros de varias órdenes rosacrucianas, antiguos
asociados a la Logia de París del Alba Dorada
y dudosos personajes de la Ordo Templi Orientis, de Aleister Crowley.
El único objetivo de esta Logia era realizar más investigaciones
sobre
los orígenes de la raza aria y sobre
el modo en que las capacidades mágicas que dormían en la sangre aria
podían ser reactivadas para
convertirse en poderes sobrehumanos. Resulta sorprendente el hecho de
que una de las obras que
demostró ser una fuente inagotable de inspiración para los dirigentes
de la Logia había sido escrita por un
inglés, Bulwer-Lytton, francmasón y miembro de una sociedad inglesa
rosacruciana, que escribió otras obras
menos conocidas aparte de su elogiada novela Los últimos días de
Pompeya, por la cual se hizo famoso. En
uno de estos libros menos conocidos, titulado La Raza que viene,
revelaba muchas de las verdades que
había aprendido a través de la iniciación personal en la Doctrina
Secreta. Lytton, un hombre íntegro y un
académico de mérito, sentía gran interés por las profecías que se
referían al bien y al mal mencionado en el
Apocalipsis. No tenía idea de que este libro, en el que describía el
surgimiento de una nueva raza de grandes
facultades espirituales y poderes sobrehumanos se convertiría en la
maligna inspiración de un pequeño
grupo de nazis que tenían la intención de crear una Raza Superior
para
esclavizar al mundo.
La primera noticia del Vril fue revelada al mundo occidental a través
de Willi Ley, un científico de cohetes,
cuando huyó de Alemania en 1933. Según Ley, los discípulos de
Haushofer creían que estaban desvelando
un conocimiento secreto, a través del cual serían capaces de crear
una
mutación en la raza aria. Entre otras
cosas, relató historias que había oído sobre sus extrañas
meditaciones
y el tipo de ejercicios que realizaban
a fin de desarrollar poderes sobrehumanos de concentración y visión
clarividente.
Ley, ingeniero y experto en ciencias naturales, consideraba que aquel
asunto era inofensivo y bastante
ridículo. No podía prever que el Reichsführer SS, Heinrich Himmler,
se
apoderaría un día de la Logia
Luminosa y la incorporaría-al Ahnenerbe, la Oficina de Ocultismo
Nazi;
y tampoco podía prever que
proporcionaría el anteproyecto para la fundación de un nuevo orden en
los burgos, y que finalmente
desembocaría en experimentos con la médula espinal y con las cabezas
decapitadas de los comisarios
judíomarxistas73.
El Vril es un antiguo nombre indio para las enormes fuentes de
energía
que se pueden conseguir como consecuencia de la expansión del cuerpo
etéreo o del organismo del tiempo en el hombre. Los informes de
Ley eran correctos, ya que los iniciados del Vril pasaban horas y
horas en silenciosa contemplación de
Hitler: la conspiraciσn de las tinieblas Trevor Ravenscroft
semillas, hojas, flores y frutas, ¡incluso de manzanas cortadas por
la
mitad! De hecho, los miembros de esta
Logia estudiaban las leyes de la metamorfosis en las plantas, que
anteriormente habían sido estudiadas en
Europa por Goethe. Goethe fue el primer europeo que consiguió, a
través de este tipo de contemplación,
adquirir una extensión parcial del organismo etéreo, lo cual explica
tanto la fuente de su genio como sus
notables poderes extrasensoriales.
Existe una amplia documentación sobre el hecho de que Goethe era
capaz
de predecir muchos
acontecimientos futuros, y de que sentía grandes tormentas,
erupciones
y terremotos que se producían a
miles de kilómetros de distancia. La capacidad asombrosa y algo
parecida de Karl Haushofer para predecir el
futuro también es del dominio público. Cuando era general en el
frente
occidental durante la primera guerra
mundial, era capaz de predecir las fechas y las horas exactas de las
batallas que se avecinaban, e incluso
trasladó su cuartel general en varias ocasiones, porque tenía la
capacidad de predecir la estrategia que
utilizaba el enemigo en sus bombardeos, y sabía incluso en que lugar
exacto iban a caer los obuses.
Haushofer adquirió estos extraordinarios dones gracias a su
pertenencia a la Sociedad Dragón Verde, en
Japón, en la que el dominio del organismo del tiempo y el control de
las fuerzas de vida en el cuerpo
humano es el objetivo central, a fin de ascender, por los grados
sucesivos de la iniciación. Una de las
pruebas más duras de este tipo de iniciación exige la capacidad de
controlar las fuerzas de vida de las
plantas, de un modo parecido a los poderes con que contaba el antiguo
pueblo de la Atlántida. El iniciado
debe activar el proceso de germinación en una semilla, y hacer que se
desarrolle su crecimiento hasta el
estadio de la planta madura, de modo que la flor aparezca en cuestión
de minutos. Estos poderes no están
tan sólo conectados con el control de los espíritus elementales, sino
también con el pleno desarrollo y
activación del chakra de diez brazos situado en el cuerpo astral, que
interpenetra el abdomen alrededor del
ombligo físico. Sólo se ha permitido a dos europeos la entrada en
esta
orden japonesa, que exige los
juramentos de completa discreción y obediencia, juramentos mucho más
estrictos e intransigentes que los
de sociedades de características similares existentes en el mundo
occidental.
Los iniciados del Vril se daban perfecta cuenta de que su objetivo de
crear una mutación en la raza aria
era totalmente inalcanzable en términos de la ciencia materialista
del
siglo XX, que concluye que todas las
mutaciones se han producido a través de influencias a largo plazo del
entorno. Pero a sus ojos, la ciencia
contemporánea era una ciencia judío-marxista y liberal, una
conspiración de mentes mediocres que no se
merecían otra cosa que el desprecio. Ellos la habían sustituido por
la
ciencia nordiconacionalista, una
concepción mágica del mundo basada en la cosmología de la Doctrina
Secreta. Sólo a los iniciados elegidos
se les permitía conocer las realidades de esta cosmología. Para el
consumo del gran público, se exteriorizaba
como el gemelo de la geopolítica, y se incluía dentro de una
propaganda conocida genéricamente con el
nombre de Welteislehre74.
La cosmología escondida tras la ficción popular de la Welteislehre
tenía sus orígenes en el antiguo Tíbet,
hace nueve mil años, y se trataba de un eco de los secretos
conocimientos de los iniciados, que aparecieron
por primera vez por escrito miles de años más tarde en los Vedas, las
Upanishads y en la filosofía Samkhya.
El universo se concebía como un vasto organismo que abarcaba en su
interior tanto al macrocosmos
como al microcosmos, la sucesión de acontecimientos en la tierra que
tenían su origen y estímulo en los
movimientos dirigidos por el espíritu del sol y de los planetas,
sobre
un trasfondo de las emanaciones
cósmicas procedentes de las estrellas fijas.
Esta referencia a la astronomía espiritual, en la que los ritmos
reiterados de los cuerpos celestiales
activaban las condiciones cambiantes de la vida en la tierra, puede
encontrarse también en muchos otros
sistemas orientales y occidentales. Tal vez este tema alcanzó su
máxima expresión en las obras de Dionisio
el Aeropagita y de Enéades de Plotino, así como en el pensamiento de
toda la escuela neoplatónica, uno de
los sistemas filosóficos más espirituales y de mayor profundidad
intelectual que el mundo ha conocido.
Una parte integrante de esta cosmología era la idea de que la tierra
era también un organismo
consciente y viviente, una especie de reflejo gigante del hombre, de
cada aspecto de la constitución física y
psicoespiritual del hombre, que encuentra su contrapartida exacta en
el organismo de la tierra.
Del mismo modo que se consideraba que el hombre tenía un organismo
etéreo, se atribuía un organismo
de similares características, aunque en tamaño gigante, a la tierra.
Y
todo el proceso de evolución espiritual
y física de la humanidad se atribuía a un gran ritmo central de la
aspiración y la espiración del organismo del
tiempo de la tierra, que desembocaba al mismo tiempo en la
contracción
correspondiente en la vida del
hombre en evolución.
Los miembros del Vril creían que el punto crítico de la contracción
del organismo del tiempo coincidía con
la aparición de la raza aria y el eclipse de todos los poderes
mágicos
en el continente de la Atlántida. Y veían
el contrapunto vital en la expansión del organismo etéreo del
planeta,
que tendría lugar en el siglo XX. Por
esta razón pronosticaron un gran amanecer para la magia.
Horst Wessel, miembro del Vril y uno de los máximos exponentes de la
Welteislehre, predijo que la fecha
exacta de este punto sería el año 1909, treinta años después del fin
del Kali-Yuga, o Era Oscura. Éste fue el
año en que Adolf Hitler contempló por primera vez la Lanza de Longino
en el Hofburg de Viena75.
Las teorías y las conclusiones del Vril fueron puestas a disposición
de Adolf Hitler, el cual demostró gran
interés por todos los detalles que pudieran contribuir a la personal
mezcla de mística biológica, que estaba
cobrando forma en su mente brutal y demente76.
Adolf Hitler creía que el siglo XX sería un «punto crítico en el
tiempo» en toda la evolución de la
humanidad. Imaginaba que el resurgimiento de los poderes mágicos se
produciría de un modo
asombrosamente repentino. E incluso comparó la anticipada transición
con la aparición de la pubertad en la
adolescencia, cuando las fuerzas dormidas se despiertan de pronto
para
marcar el significativo cambio de la
niñez a la edad adulta.
Ya hemos descrito que Adolf Hitler imaginaba que estaba en el umbral
de estos poderes mágicos, y que
las facultades que había adquirido a través de la iniciación eran en
sí mismas una especie de preludio de lo
que vendría en un futuro muy próximo, cuando las grandes fuerzas
invisibles del mundo etéreo se
convirtieran en algo mucho más asequible para el hombre.
Según él, el nuevo tipo de hombre que estaba a punto de aparecer en
la
tierra sería capaz de viajar hacia
adelante y hacia atrás en el tiempo, y de captar acontecimientos de
un
pasado muy lejano, así como de
contemplar el destino del hombre que viviría miles de años más tarde.
«Lo que hoy se conoce como historia
.decía., lo aboliremos por completo.»
Pero Hitler no sólo vaticinó el nacimiento de facultades
espirituales,
sino que llegó hasta el punto de
profetizar verdaderos cambios fisiológicos en las generaciones
venideras, tales como la abertura de una
cuenca frontal y la reaparición visible del «ojo del cíclope».
«Hitler siempre hablaba del ojo del cíclope», escribe Rauschning, que
oyó en varias ocasiones las
opiniones de Hitler acerca de la llegada del Superhombre. «Algunas
personas ya pueden activar su glándula pineal para una visión
limitada
de los secretos del tiempo .le dijo Hitler, y con estas palabras se
refería, sin
lugar a dudas, a sus propias experiencias de sus reencarnaciones
anteriores.. Pero el nuevo tipo de hombre
estará equipado físicamente para esta visión, del mismo modo que
nosotros vemos ahora con nuestros ojos
físicos. Será un don natural, que no requerirá esfuerzo alguno».
Adolf Hitler había recorrido un largo camino desde que leyera por
primera vez el Superhombre de
Nietzsche en sus tiempos de pobreza, en Viena. Se siente uno tentado
a
preguntarse que habría pensado el
propio Nietzsche de los puntos de vista de Adolf Hitler acerca del
tema de su libro más elogiado. Si
recopilamos todo lo que Hitler dijo sobre el Superhombre que se
avecinaba, nos encontramos ante un
cuadro de lo más fantástico.
El Nuevo Hombre tendría un semblante extraordinario, estatura
gigantesca, un físico glorioso y fuerza
sobrehumana. Sus poderes intuitivos sobrepasarían de largo el mero
pensamiento intelectual, tendría una
facultad mágica de imaginación, una especie de consciencia
sobrehumana
en imágenes, que obviaría la
necesidad de la combinación sensorial de los pensamientos
intelectuales y abstractos.
Este Superhombre, que nacería entre nosotros en un espacio de tiempo
muy corto, manifestaría
facultades mágicas, tales como poderes mágicos de lenguaje, que todos
los mortales se verían obligados a
obedecer. Todos los espíritus entre cielo y tierra obedecerían sus
órdenes. Incluso el clima y la combinación
de los elementos químicos se regirían por sus poderes acústicos. Los
Superhombres se convertirían en la
élite de la tierra, en los señores de todo lo que dominaban. Nada
escaparía a su visión espiritual, y ningún
poder terrenal podría enfrentarse a ellos. «Serán los Hijos de los
Dioses», dijo Hitler.
¿Y cuál era la clave de este increíble potencial en el hombre? Sería
descubierta a través de la naturaleza
y la calidad de la sangre. ¡Tan sólo la sangre aria percibiría los
recursos recientemente liberados del poder
creativo cósmico!
Estos pueblos, que nacían a partir de los remanentes de otras razas
que habían sobrevivido a la
destrucción de la Atlántida, no serían incluidas en las mutaciones. Y
la raza judía, que había surgido en un
momento en que el poder etéreo creativo había tocado fondo, sería
excluida de todo este proceso de
evolución humana.
«Sólo imitan a los hombres, pero no pertenecen a la misma especie»,
dijo el profesor Kart Haushofer.
«Los judíos están tan apartados de los humanos como lo están los
animales», reiteró Heinrich Himmler. «No
considero que los judíos sean animales, están más alejados de los
animales de lo que lo estamos nosotros .
concluyó Adolf Hitler.. Por ello no constituye un crimen eliminarlos,
ya que no pertenecen a la humanidad».
Adolf Hitler expresaba las conclusiones del Vril cuando afirmaba que
la única raza verdadera era la raza
aria, y que sólo la raza aria podía tomar parte en la gran aventura
heroica del repentino y mágico paso en el
progreso de la evolución de la humanidad.
Éste era el credo nazi, y Adolf Hitler se convirtió en su profeta. En
diversas ocasiones habló de su
vocación como heraldo de la nueva raza de Superhombres: «La creación
todavía no ha finalizado. El hombre
todavía tiene que pasar por varias etapas de metamorfosis. El hombre
postatlántico ya está en una fase de
degeneración tal que apenas es capaz de sobrevivir... Todas las
fuerzas creativas se concentrarán en una
especie nueva. Los dos tipos de hombre, el viejo y el nuevo,
evolucionarán rápidamente en diferentes
direcciones. Uno de ellos desaparecerá de la faz de la tierra, el
otro
florecerá... ¡Éste es el verdadero
objetivo que se esconde detrás del movimiento nacionalsocialista!»
«Estoy fundando una orden .confió Adolf Hitler a Rauschning, poco
antes de que éste desertara a
occidente. En esta ocasión hablaba de sus planes para establecer los
burgos en los que tendría lugar la
siguiente fase de la creación de una nueva raza.. De allí surgirá la
última fase de la mutación humana... ¡El
HOMBRE-DIOS! Este espléndido Ser se convertirá en objeto de la
adoración universal.»
Sin embargo, el objetivo último de Hitler en la mutación biológica no
pretendía abrir el camino a la
reaparición del tipo de híbrido Dios-Hombre mencionado en el Génesis,
que un día caminó por la tierra del
continente de la antigua Atlántida. Esos Seres Espirituales, que se
encontraban por encima del hombre, pero
por debajo de las jerarquías celestiales, podían adoptar forma
humana,
porque la plasticidad de la
constitución humana lo permitía en aquella época. Pero estos
mensajeros divinos sólo estaban autorizados a
actuar de puentes entre dos mundos, porque el hombre no era lo
suficientemente maduro en aquella época
para asumir la dirección de su propio destino.
El duro aprendizaje y la despiadada e inhumana disciplina a la que
fueron sometidos los desafortunados
niños de los burgos, estaba destinado a moldear sus almas, para que
se
convirtieran en el cáliz
desinteresado para la incorporación de espíritus demoníacos de un
orden superior. Porque el Dios-Hombre
no habría sido otra cosa que las legiones de Lucifer, las huestes del
antiespíritu asociadas con la Lanza del
Destino. Los alemanes son muy afortunados de que los ejércitos
alemanes fueran derrotados en la batalla, y
de que el régimen nazi fuera eliminado de la faz de la tierra.
Porque,
¡quién puede decir que en los próximos
cien años, estos experimentos con la mutación humana no hayan
alcanzado, hasta cierto punto, las metas
que perseguían!
La Doctrina Secreta, que estudia la historia del Planeta Tierra
mediante la crónica cósmica, describe que
toda la evolución de la tierra y de la existencia del hombre se
desarrolló a partir del macrocosmos espiritual,
como consecuencia de las ininterrumpidas actividades creativas de los
Seres Espirituales. Según esta
doctrina, la vida interior del hombre ha sido guiada, desde los
primeros tiempos, por estas jerarquías de
Seres Espirituales, pero algunas de estas jerarquías son enemigas de
este plan divino de la evolución
humana.
La consciencia del hombre de los primeros tiempos debería haber
seguido siendo una imagen de espejo
infalible del mundo, pero este objetivo fue vuelto del revés por una
jerarquía de poderes contrarios, que
pretendía evocar en el alma del hombre una suerte de resistencia a
estas condiciones. Estos espíritus, la
primera jerarquía de la trinidad del mal, que recibe el nombre
genérico de Lucifer, pretendía apartar la
consciencia del hombre de la mera naturaleza de espejo. Los
adversarios luciféricos de las jerarquías
celestiales deseaban crear prematuramente en el hombre una capacidad
de desarrollar una actividad libre
dentro de su consciencia, de modo que fuera separada de la mano
conductora del macrocosmos.
La intervención de Lucifer inició un proceso a través del cual el
hombre se convirtió en el dueño de su
propia cognición, y en un ser capaz de resolución personal. Al mismo
tiempo, el hombre podía ser inducido
al mal o a error. El «yo» humano, o ego, pasó a depender de ciertos
elementos inferiores del alma. Las
influencias superiores espirituales ya no eran capaces de controlar y
regular los anhelos y las pasiones a los
que se exponía el hombre. De este modo, se vio atrapado en la rueda
de
la existencia física, y demasiado
implicado en los procesos materiales de la tierra.
Este período de la evolución de la humanidad, que tuvo lugar en
épocas
todavía más tempranas que la
Atlántida, se describe en la Biblia con la imagen simbólica de la
«Caída del Paraíso», en la que las metas del
mal se apoderan del hombre a través de las tentaciones de la
serpiente.
En las fuerzas de la propia tierra, bajo cuya influencia cayó el
hombre, funcionaban otros poderes
demoníacos. Estos espíritus, que pertenecían exclusivamente al mundo
material en el que Lucifer confinaba
al hombre, reciben el nombre de Espíritus Ahrimánicos, y
genéricamente
se los conoce por «Ahriman». Se
trata de la segunda jerarquía de la trinidad del mal, y estos
espíritus pretenden desposeer al hombre de
toda visión del macrocosmos, y reducirle al confinamiento total en el
mundo tridimensional de medida,
número y peso. Ahriman quiere conseguir que el hombre contemple el
mundo susceptible de ser percibido
por los sentidos como su única realidad. Si no hubiera sido por la
intervención de Ahriman, los poderes
espirituales que yacen en las fuerzas de la naturaleza nunca habrían
estado vedados a la visión humana.
Lucifer y Ahriman son dos grandes enemigos de la evolución de la
humanidad. Lucifer provoca que el
hombre sea espiritualmente independiente de las jerarquías
celestiales, y le tienta a erigirse él mismo en un
Dios. Ahriman lucha por establecer un reino totalmente material en la
tierra, un reino aislado por completo
de las realidades espirituales, y pretende hundir al hombre tan
profundamente en él, que llegue a perder
toda su consciencia acerca de sus orígenes y su destino espirituales.
Las jerarquías del mal fueron las culpables de la degeneración de la
vida del alma de las masas de la
Atlántida, que ya hemos descrito con anterioridad. Lucifer provocó la
lujuria del poder, el falso orgullo y el
egoísmo, rasgos que condujeron al abuso de los poderes mágicos,
mientras que Ahriman utilizó los
perversos anhelos sexuales del populacho para inspirar rituales de
magia negra, que produjeron la
destrucción del continente.
Ni siquiera las disciplinas y los entrenamientos que acompañaron a la
fundación de la raza aria fueron
suficientes para librarse de las perniciosas influencias de los
poderes del mal. Dos secciones separadas de
los pueblos arios, encabezadas por iniciados desertores de los
Oráculos, se dedicaron al culto al mal, y
establecieron sus propias comunidades separadas en las montañas que
ahora están sumergidas en el fondo
del Océano Atlántico, en las proximidades de Islandia. A partir de
estas civilizaciones crueles y sedientas de
sangre nació la leyenda de Thule. Estos iniciados del mal también
sobrevivieron a lo que la Biblia denomina
el Diluvio Universal. También emigraron hacia el este, a través de
Europa hacia Asia, y se establecieron en el
Tíbet, en dos grandes asentamientos de cavernas debajo de los
santuarios de las montañas del Oráculo del
Sol, donde los grandes iniciados se instalaron para supervisar la
sabia conducción de las civilizaciones de la
era postatlántica.
En tanto que el Oráculo del Sol empezó a declinar al cabo de unos
cinco mil años, las Comunidades de
las Cavernas que servían a las fuerzas del mal han sobrevivido hasta
la era moderna. El repentino y
definitivo eclipse de estos centros del misterio demoníaco se produjo
cuando la China comunista se anexionó
el Tíbet en 1959, y los soldados de Mao aniquilaron a todos los
adeptos que quedaban.
Muchos rumores e historias sobre las actividades demoníacas de los
adeptos de las cavernas habían
llegado a occidente en las primeras dos décadas del siglo XX. La
literatura del Grupo Thule hablaba de estas
dos órdenes secretas, que seguían el «camino de la derecha» y el
«camino de la izquierda». El Oráculo
luciférico recibía el nombre de Agartha, y se creía que era un centro
de meditación concentrado en
proporcionar sustento a los Poderes. El Oráculo Ahrimánico se
denominaba Schamballah, un centro en el
que se celebraban rituales para controlar los poderes elementales.
Los
iniciados de Agartha estaban
especializados en la proyección astral, y pretendían inspirar el
falso
liderazgo en todo el mundo. Los adeptos
de Schamballah querían implantar la ilusión del materialismo y llevar
todos los aspectos de la actividad
humana al abismo.
Sobre todo a raíz de la iniciativa del profesor Karl Haushofer y
otros
miembros de la Sociedad Vril de
Berlín y de Munich, fueron enviados equipos de exploración al Tíbet.
Las expediciones alemanas al Tíbet,
que se realizaron entre 1926 y 1942, iban dirigidas a establecer
contacto con las Comunidades de las
Cavernas, y convencerlas de que consiguieran la ayuda de los poderes
ahrimánicos y luciféricos para la
continuación de la causa nazi y para la proyectada mutación, que
anunciaría la nueva raza de los
Superhombres.
Tres años después del primer contacto con los adeptos de Agartha y
Schamballah, una comunidad
tibetana se estableció en Alemania, con sucursales en Berlín, Munich
y
Nuremberg. Pero sólo los adeptos de
Agartha, los servidores de Lucifer, estaban dispuestos a apoyar la
causa nazi. Los iniciados de Schamballah,
que se ocupaban de la llegada del materialismo y de la continuación
de
la era de la máquina, se negaron a
cooperar. ¡En el servicio a Ahriman, ya habían establecido contacto
con el occidente, y trabajaban en
afiliación con determinadas logias de Inglaterra y América!
Los adeptos de Agartha eran conocidos en Alemania como la «Sociedad
de
los Hombres Verdes», y se
tomaron fuertes medidas para guardar silencio sobre su verdadero
significado. Se unieron a ellos siete
miembros de la «Sociedad del Dragón Verde», de Japón, con los que
habían mantenido comunicación astral
durante cientos de años.
Adolf Hitler mantenía conversaciones regulares con el líder de los
tibetanos en la capital alemana, un
hombre de probada clarividencia que dominaba las artes de la
predicción. Se rumoreaba que había predicho
la fecha exacta en la que Hitler se convertiría en canciller, así
como
la fecha exacta del comienzo de la
guerra mundial.
Las enseñanzas de este grupo tibetano, que habían sido desarrolladas
por la inspiración directa del
profesor Karl Haushofer, atrajeron la atención del Reichsführer SS
Heinrich Himmler. Himmler creó una
escuela de ocultismo en la sucursal de Berlín, y se impuso a muchos
de
los miembros de las capas altas de
las Totenkopf SS, el Sicherheitsdienst y la Gestapo, la asistencia a
cursos de meditación, trascendentalismo y
magia.
Himmler fue persuadido para fundar el Ahnenerbe, la Oficina de
Ocultismo nazi. El Ahnenerbe incorporó
a los miembros de la Orden Templaría de Crowley, del Vril y la Thule
Gesellschaft en la Orden Negra de las
SS. Sus objetivos eran: llevar a cabo investigaciones sobre la
localización, las características generales, los
logros y la herencia de la raza indogermánica.
El director de investigaciones era un amigo íntimo de Karl Haushofer,
el profesor Wirrst, un experto en
filosofía oriental, que enseñaba sánscrito y Sagradas Escrituras en
la
Universidad de Viena. Muchos de los
cerebros académicos de Alemania fueron presionados a engrosar las
filas del Ahnenerbe, que tenía cuarenta
y nueve ramales. Tal era la influencia de Agartha en la Alemania
nazi.
Con el trasfondo ocultista que hemos descubierto, debería resultar
posible entender que las enseñanzas
geopolíticas de Karl Haushofer y su exigencia de Lebensraum no eran
más que la fachada de objetivos
exclusivamente demoníacos. No le interesaba la investigación del
verdadero origen de la raza aria. Su única
intención era conquistar el mundo al servicio de los poderes
luciféricos. La derrota de los ejércitos alemanes
en Stalingrado puso fin a sus sueños. Y también produjo el eclipse de
la confianza nazi en Agartha.
Durante los últimos meses de la guerra, los lamas del Tíbet fueron
descuidados completamente por los
nazis. Habían fracasado en su misión de utilizar los poderes de
Lucifer para la causa nazi. A fin de
expresarles su repulsa personal, Hitler ordenó que se les dieran las
mismas reducidas raciones que recibían
los prisioneros de los campos de concentración. Cuando los rusos
llegaron a su cuartel general, situado en
las afueras de Berlín, descubrieron sus cuerpos desnudos dispuestos
en
filas, y cada uno de ellos tenía un
puñal ceremonial clavado en el abdomen. Habían escogido la versión
oriental del suicidio, ya que lo
preferían a la rendición a los comunistas y a las desgracias que les
esperaban en el futuro.
La primera asociación de los nazis con los Oráculos tibetanos de las
Cavernas no pasó inadvertida a
ciertos hombres perspicaces y observadores del mundo occidental.
Hombres de la talla de lord Tweedsmuir,
más conocido como John Buchan, el novelista, advirtieron a los
políticos de la época de la llegada de una
religión satánica a Alemania, así como del tipo de civilización que
podría desarrollarse a partir de la fusión
entre la tecnología alemana y el misticismo y la magia orientales.
Huelga decir que no se prestó ninguna
atención a estas advertencias. Incluso en el proceso de Nuremberg,
celebrado al final de una guerra mundial
que había costado veinticinco millones de vidas y había creado los
horrores de los campos de concentración,
sólo se escucharon algunas risas avergonzadas cuando antiguos
miembros
del Ahnenerbe declaraban desde
el banquillo e incluían menciones sobre Agartha y Schamballah.
Los representantes de occidente se negaban simplemente a reconocer la
verdadera naturaleza de sus
enemigos derrotados. Sus extrañas creencias, sus prácticas inhumanas
y
sus horribles crímenes sólo podían
explicarse en términos psicoanalíticos como aberración mental. La
ciencia occidental, que había creado la
bomba atómica, negaba la existencia del mal y hablaba en términos de
behaviorismo y relatividad de la
moral. La religión de occidente, que había reducido a su Dios a un
simple carpintero de Nazaret, no
comprendía el concepto de hombres que adorasen al Anticristo cósmico,
y que hubiesen adquirido la
iniciación en los mundos suprasensibles a través de rituales de
sacrificio. Los que lo sabían guardaban
silencio. Los líderes de las logias ocultistas y las sociedades
secretas no tenían nada que ganar si exponían
en público la naturaleza satánica del partido nazi. Una investigación
pública de estos ritos ocultistas y del
conocimiento de la iniciación podrían haber desvelado realidades
espirituales que ellos mismos pretendían
ocultar a la humanidad a toda costa.
Era tal la ceguera y la ignorancia de los oficiales de seguridad
aliados, encargados de los prisioneros de
Nuremberg, que no reconocieron la naturaleza demoníaca de los
«últimos
ritos» que se practicaron con
algunos convictos que esperaban la horca.
El coronel de las SS Von Sievers, el director del Ahnenerbe, que fue
condenado por su participación en
los monstruosos crímenes contra la humanidad, fue a la horca sin
haberse arrepentido. El último visitante de
su celda de la muerte fue un tal Friedrich Heischler, una de las
figuras más enigmáticas del siglo XX, además
del responsable de la concepción original de la «Sociedad para el
Estudio de las Herencias Ancestrales».
Heischler, un iniciado en un grado aún más alto que Haushofer, y muy
superior a él en cuanto al
conocimiento de la Doctrina Secreta, nunca se unió al partido nazi.
Era miembro de un culto mundial de
orden superior, y muchos de los miembros de la cúpula dirigente del
partido nazi le consideraban su mentor
espiritual y padre confesor. Von Sievers, Heydrich y Kaltenbrunner le
profesaban una profunda devoción.
Heinrich Himmler hablaba de él en respetuosos susurros, y le
consideraba la figura más importante de
Alemania después de Adolf Hitler.
Cuando Karl Haushofer cayó en desgracia en el tribunal nazi, el
Führer
buscaba el consejo de Friedrich
Heischler en todos los asuntos de ocultismo, sobre todo en lo que se
refería a los ritos del medio ambiente,
de entrenamiento y panreligiosos de los burgos, en los que surgiría
la
raza luciférica. Heischler también era
el responsable del «ritual del aire sofocante», en los que miembros
seleccionados de las SS hacían votos de
fidelidad irreversible a los poderes satánicos. Si los nazis hubieran
ganado la guerra, Heischler podría
haberse convertido en el Sumo Sacerdote de una nueva religión
mundial,
que habría sustituido la cruz por la
esvástica.
Ante los mismísimos ojos de los guardianes de las celdas de los
condenados, que se cuidaban sobre todo
de que los presos no recibieran veneno con el que les fuera posible
librarse de la horca, Wolfram von
Sievers se hincó de rodillas mientras Heischler entonaba los cánticos
de una misa negra, un himno final de
adoración a los poderes del mal, que aguardaban a su alma al otro
lado
de la tumba. Ahora debemos dirigir
nuestra atención a los orígenes de la misa negra.


http://groups.google.com/group/secreto-masonico
☻illuminati☻
2009-09-30 13:10:21 UTC
Permalink
RITUAL DE LA CENA MÍSTICA GRADO 18
La cena mística o ágape fraternal en que se reúnen ritualmente al
terminarse cada tenida es una expresión filosófica. La comunión que
íntimamente se realiza por medio del místico entendimiento, con la
substancia universal que simboliza el pan de la verdad y con la
conciencia universal que representa el vino de la vida. En el pan se
haya , pues el esfuerzo evolutivo de la materia o madre universal,
que
sube de la obscuridad del seno de la tierra para germinar y madurar
en
la luz del día; y en el vino o jugo de los frutos, la propia linfa de
la tierra, animada por la vida vegetal que la convierte en sangre.
RITUAL DE LA CENA MÍSTICA GRADO 18
DOCT.·. M.·. EEXC.·. Y PP.·. CCAB.·. , esta noche en que acontece el
primer plenilunio de la primavera, de acuerdo con las tradiciones de
las Ordenes Iniciáticas que nos han precedido, se reúnen los Ccab.·.
Rosacruz, para sumar con profundo regocijo la integridad de su
psiquis
o yo interno, a la naturaleza terrestre, a la vida de todo el
planeta,
que recibe en esta etapa del año ciertas corrientes magnéticas
provenientes del sol y algunos otros astros que excitan y despiertan
nuevas fuerzas vitales y provocan el surgimiento de nuevos brotes, no
solo en el campo físico o material ( la primavera ), sino también,
aunque invisible a nuestro ojos, en el campo espiritual.
Los Ccab.·. Rosa Cruz dedican ésta noche su pensamiento a honrar la
memoria de los brotes más notables que ha tenido la humanidad, en sus
grandes INSTRUCTORES o INICIADOS, quienes a través de las edades,
siempre han alumbrado el camino de los hombres; y, en el campo
material, a compartir nuestro pan y nuestro vino, como prueba de que
en esta dura tierra buscamos el SENDERO.
DOCT.·. M.·. EXC.·. H.·. ORADOR (o el Cab.·. Designado previamente).
Tenéis la palabra.
(El discurso forzosamente versará acerca de la vida, hechos y
doctrina
de los GRANDES INICIADOS y su influencia en la Humanidad. Se premiará
al Orador con una salva de aplausos).
DOCT.·. M.·. EEXC.·. Y PP.·. CCAB.·. , entre los Iniciados de Egipto
y
Caldea, como entre los Profetas y los Esenios el ágape fraternal
marcaba el primer grado de la Iniciación. La comunión bajo la especie
del pan, ese fruto de la espiga, significaba el conocimiento de los
misterios de la vida terrestre, al mismo tiempo que el reparto de los
bienes de la tierra y, por tanto la unión perfecta de los HH.·.
Afiliados.
En el grado superior, la comunión bajo la especie del vino, esa
sangre
de la vid penetrada por el sol, significaba la participación de los
bienes celestiales, la participación en los misterios espirituales y
en la ciencia divina.

Así, pues, a semejanza de nuestros ilustres antepasados, como CCab.·.
ROSACRUZ, HH.·. en el mismo ideal, pasemos a la sala de los Ágapes, a
sellar una vez mas nuestra íntima fraternidad, comiendo del mismo pan
y bebiendo del mismo vino, llenos nuestros corazones de franca
alegría, fruto de la felicidad indecibles que nos une.
(Da los golpes del Gr.·. todos se ponen en pie. El Doct.·. M.·. Se
dirige a la Sala de Ágapes, seguido del Cap.·. De uno en uno, según
su
rango y antigüedad.
De preferencia la cena se verificará en una terraza descubierta o
cubierta, pero ampliamente abierta al oriente.
El Ecónomo entregará a cada uno de los DDg.·. una caña de seis a
siete
pies de largo (bordones) que tomarán con la mano izquierda. De ser
posible todos vestirán de gala, luciendo sus condecoraciones. El acto
no es de luto, sino de solemne regocijo.
Entrando al Cenáculo dan siete vueltas alrededor de la mesa. A la
tercera, queda al Or.·. el Doct.·. M.·. , a la cuarta, los VVig.·. ,
al lado del Doct.·. , a la quinta, los demás dignatarios, a la sexta
los CCab.·. Y al séptima, los dos caballeros últimamente recibidos).
(La mesa para la cena estará cubierta con un mantel blanco. En el
Or.·. (o una cabecera de la mesa) se colocará un papel rojo
triangular
con la inicial en blanco de la P.·. S.·. ; una copa, vino y pan).
A Or.·. y al Occ.·. (o sea a las dos cabeceras de la mesa) se
colocarán dos candelabros triangulares de siete luces con bujías
rojas
encendidas en el de Or.·. y apagadas en el de Occ.·.
Se procurará que la mesa sea ancha, a fin de que quepan en cada uno
de
los extremos tres asientos; por que lo clásico sería que los asientos
fueran divanes en los cuales cupieran tres HH.·. en cada uno, de
manera que, alrededor de la mesa, formaran como grupos de tres HH.·.
El Doct.·. M.·. Designará previamente a siete HH.·. , de preferencia
a
los candidatos en las próximas elecciones o, en su defecto, a HH.·.
de
altos grados para que ocupen los asientos de Occ.·. , presididos por
el de mayor graduación. Estos HH.·. serán los encargados de encender
las luces del candelabro de Occ.·. En el orden que señale el que los
presida y conforme lo vaya requiriendo el Ritual).
Cuando todos los HH.·. estén convenientemente instalados (habiendo
dejado los bordones), se verificará el acto de la cena.
Cuando ésta ha terminado dice el:
DOCT.·. M.·. EEXC.·. y PP.·. CCAB.·. , habiendo sellado una vez más
nuestro pacto, compartiendo nuestro pan y nuestro vino, es propicia
la
hora para dirigir nuestro pensamiento hacia las edades que nos han
precedido, y admirar las luces que durante ellas han iluminado el
camino de los hombres. Me refiero a nuestros HH.·. Mayores los
iniciados de todos los tiempos, las mas espléndidas flores que ha
creado el G.·.
A.·. D.·. U.·. , Tenéis la pal.·.
M.·. de CER.·. (Poniéndose de pie).
El Primer Gran Instructor de la raza aria de que tenemos memoria fue
Rama, Profeta de los Vedas. Condujo a los arios a la conquista de
Egipto, dominado antes por Instructores negros Atlantes (los hijos de
la Negra).
Desde entonces Rama es el Mago Blanco frente al Mago Negro, de quien
siempre resulta vencedor en los distintos lances de su perenne duelo.
A él debemos los signos del Zodiaco. Este fue el testamento del
patriarca de los Iniciados. Extraño libro, escrito con estrellas, en
jeroglíficos celestes, en el firmamento sin fondo y sin límites! Al
fijar los doce signos del Zodiaco, Rama les atribuyó un triple
sentido: el primero se relaciona con las influencias del Sol en los
doce meses del año; el segundo relataba en cierto modo su propia
historia; y el tercero indicaba los medios ocultos de que se había
valido para alcanzar al Inic.·. Así fue Rama, cuando nos dejó (apaga
la bujía mas baja de la izquierda del candelabro de
Or.·. y se sienta).
El H.·. DESIGNADO EN OCC.·. (poniéndose de pie)
Pero por siempre la luz brillará en sus Himnos Védicos.
(enciende la bujía mas baja de la izquierda del candelabro de Occ.·.
y
continúa):
¡OH Agni, Fuego Sagrado! ¡Fuego purificador! ¡Tú que duermes en el
leño y subes en llamas brillantes sobre el Altar; tú eres el corazón
del sacrificio, el vuelo osado de la plegaria, la chispa encendida en
todas las cosas y el alma gloriosa del Sol!”
(se sienta)
EL TESORERO: (poniéndose de pie)
Los arios, conquistadores de la raza pura, se encontraron en la India
en presencia de razas muy mezcladas y muy inferiores. Los reyes arios
se decían descendientes del Sol, de una dinastía solar. Los reyes de
la India se decían hijos de la Luna, de una dinastía lunar. En la
lucha entablada entre los hijos del Sol y los hijos de la Luna, entre
los Pandavas y los Kurubas, los primeros fueron destronados y
proscritos. Desterrados se escondieron en los bosques entre los
anacoretas con trajes de corteza de árbol y bastones de ermitaño.
Pero
del seno de esta nueva cofradía de anacoretas, debía salir mas tarde
la revolución sacerdotal que hizo de la India la más formidable de
las
teocracias. La victoria del poder espiritual sobre el poder temporal,
del anacoreta sobre el rey, de donde naciera la potencia del
Brahamanismo, fue lograda por un reformador de primer orden.
Reconciliando los dos genios en lucha, el de la raza blanca y el de
la
raza negra, los cultos solares y los cultos lunares, ese hombre
divino
fue el verdadero creador de la religión nacional de la India.


Además, con su doctrina, ese potente genio lanzó al mundo una idea
nueva, de un alcance
inmenso: la del Verbo divino, o de una divinidad encarnada y
manifestada en el hombre. Este primer Mesías, este H.·. Mayor de los
hijos de Dios, fue Krishna. Pero, ¡ay!, igualmente el gran Krishna
nos
dejó.
(Apaga la bujía mas baja de la derecha del candelabro de Or.·. y se
sienta)
El H.·. DESIGNADO EN OCC.·. (poniéndose de pie)
Pero la espléndida claridad con que iluminó las tinieblas interiores
del hombre, permanece.
(Enciende la bujía mas baja de la derecha del candelabro de Occ.·. y
continúa):
Tú llevas en ti mismo un amigo sublime que no conoces. Porque Dios
reside en el interior de todo hombre, pero pocos saben encontrarle.
El
hombre que hace el sacrificio de sus deseos y de sus obras al Ser de
donde proceden los principios de toda cosa y por quien el universo ha
sido formado, obtiene por tal sacrificio la perfección. Por que quien
encuentra en sí mismo su felicidad, su gozo, y en sí mismo también su
luz, es uno con Dios, y sábelo: el alma que ha encontrado a Dios se
libra del renacimiento y de la muerte, de la vejez y del dolor, y
bebe
el agua de la inmortalidad”.
(Se sienta).
SECRETARIO: (Poniéndose de pie)
Desde la época aria, a través del período turbulento que siguió a los
tiempos védicos hasta la conquista Persa y la época Alejandrina, es
decir: durante un lapso de más de cinco mil años, Egipto fue la
fortaleza de las puras y altas doctrinas cuyo conjunto constituye la
ciencia de los principios, y que pudiera llamarse la ortodoxia
esotérica de la antigüedad. El nombre de Hermes Toth, ese misterioso
iniciador del Egipto en las doctrinas sagradas, se relaciona sin duda
con una primera y pacífica mezcla de la raza blanca y de la raza
negra
en las regiones de Etiopía y del alto Egipto. Hermes es nombre
genérico como Manú y Buda, pues designa a la vez, a un hombre, a una
casta y a un dios.
Como hombre, Hermes es el primero, el gran iniciador del Egipto; como
casta, es el sacerdote depositario de las tradiciones ocultas; como
dios, es el planeta Mercurio, asimilado con su esfera a una categoría
de espíritus, de iniciadores divinos; en una palabra: Hermes preside
la región supra terrena de la Inic.·. celeste.
En la economía espiritual del mundo, todas esas cosas están ligadas
por secretas afinidades como por un hilo invisible. El nombre de
Hermes es un talismán que las resume, un sonido mágico que las evoca.
De ahí su prestigio. Los griegos, discípulos de los egipcios, le
llamaron Hermes Trimegisto o tres veces grande, por que era
considerado como rey, legislador y sacerdote. La cronología egipcia
de
Manethón llama a su época el reino de los dioses.


Pero, ¡OH, HH.·. Míos!, también Hermes Trimegisto nos abandonó.
(Apaga la luz inmediata de la Izquierda del candelabro de Or.·. y se
sienta).
El H.·. DESIGNADO EN OCC.·. (Poniéndose de pie)
Pero la luz que atrajo del cielo para nosotros, brillará eternamente.
(Enciende la inmediata a la izquierda del candelabro de Occ.·. y
continúa):
¡OH, alma ciega! Ármate con antorchas de los Misterios, y en la noche
terrestre, descubrirás tu doble luminoso, tu alma celeste. Sigue a
ese
divino guía y que él sea tu Genio. Por que él tiene la clave de tus
existencias pasadas y futuras”.
“Escuchad en vosotros mismos, mirad en el Infinito del espacio y del
tiempo. Allí se oye el canto de los astros, la voz de los números, la
armonía de las esferas”.
“Cada sol es un pensamiento de dios, y cada planeta un modo de este
pensamiento. Para conocer el pensamiento divino ¡OH almas! Es para lo
que bajáis y subís penosamente el camino de los 7 planetas y de sus 7
cielos”.
“¡Qué hacen los Astros? ¿Qué dicen los números? ¿Qué ruedan las
esferas? ¡OH almas perdidas o salvadas!: ¡Ellos dicen, ellos cantan,
ellas ruedan, vuestros destinos.”
(Se sienta).
ORADOR: (Poniéndose en pie)
En la época a que hemos llegado, en el siglo XII A.C., el Asia se
hundía en el culto de la materia. La India marchaba ya a grandes
pasos
hacia su decadencia. Un poderoso imperio se había levantado en las
orillas del Éufrates y del Tigris. Babilonia, esa ciudad colosal y
monstruosa, producía vértigos a los pueblos nómadas que merodeaban
alrededor. Ni derecho de gentes, ni respeto humano, ni principio
religioso; sino la ambición personal sin freno: tal era la ley de los
sucesores de Ninus y Semíramis.
¿Qué podía hacer Egipto contra el torrente invasor? Los Hycsos habían
estado a punto de hacerlo desaparecer como foco civilizador.
Transcurridos seis siglos, el ciclón persa, que sucedió al ciclón
babilónico, por fin barrió con sus templos y sus Faraones. Sin
embargo, dos pueblos de genio opuesto pudieron encender sus antorchas
en sus santuarios; antorchas de rayos diversos; de los que una aclara
las profundidades del cielo, mientras que la otra ilumina y
transfigura la tierra: Israel y Grecia.
La importancia del pueblo de Israel para la historia de la humanidad
resalta a primera vista, por dos razones. La primera es que
representa
el Monoteísmo; la segunda, es que dio nacimiento al Cristianismo. Ese
pueblo forma así el eslabón necesario entre el Oriente y el
Occidente.


Moisés, iniciado egipcio y sacerdote de Osiris, fue
incontestablemente
el organizador del monoteísmo. Por él, ese principio hasta allí
oculto
bajo el triple velo de los misterios, salió del fondo del templo para
entrar en el círculus de la historia.
Moisés tuvo la audacia de hacer del más alto principio de la
iniciación el dogma único de una religión nacional, y la prudencia de
no revelar sus consecuencias más que a un pequeño número de
iniciados,
imponiéndolo a las masas por el temor.
Así fue Moisés, el Profeta de Israel, quien se extinguió.
(Apaga la siguiente luz de la derecha del candelabro de Or.·. y se
sienta).
EL H.·. DESIGNADO EN OCC.·. (Poniéndose de pie)
Pero la Ley Mosaica todavía sigue siendo la fuerza espiritual que
alienta una de las razas humanas más fuertes que en el mundo existen.
(Enciende la siguiente luz de la derecha del candelabro de Occ.·. y
continúa):
Las últimas palabras de Moisés fueron: “Volved a Israel”. “Cuando el
tiempo llegue, el Eterno os enviará un profeta como yo de entre
vuestros HH.·. y pondrá su verbo en su boca y ese profeta os dirá
todo
lo que el Eterno haya ordenado. Y a quien no escuche las palabras que
os diga, el Eterno le pedirá cuentas”.
Después de estas palabras proféticas, Moisés entregó el espíritu.
El Ángel Solar de la espada de fuego, que antes le había aparecido en
el Sinaí, le esperaba. El le llevó al seno profundo de la Isis
celeste, a las ondas de esa luz que es la Esposa de Dios. Lejos de
las
regiones terrestres, atravesaron círculos de almas de creciente
esplendor. Por fin, el Ángel del Señor le mostró un espíritu de
maravillosa belleza y de una dulzura celeste, pero de tal radiación y
de claridad tan fulgurante, que la suya propia no era más que una
sombra al lado de ella. No llevaba él la espada del castigo, sino la
palma del sacrificio y de la Victoria. Moisés comprendió que, aquél,
terminaría su obra y conduciría a los hombres hacia el padre, por el
poder del Eterno-Femenino, por la gracia divina y por el amor
perfecto. Entonces el Legislador se prosternó ante el redentor, y
Moisés adoró a Jesucristo.
(Se sienta).
SEG.·. VIG.·. (Poniéndose de pie)
Eran aún los tiempos de Moisés: cinco siglos antes de Homero, tres
siglos antes de Cristo. La India se hundía en su ciclo de tinieblas,
y
no ofrecía sino una sombra de su antiguo esplendor. Asiria tiranizaba
al Asia, Egipto y sus Faraones aún resistían a la creciente
descomposición Universal. Israel iba a levantar en el desierto el
principio del Dios
masculino y de la unidad divina. Grecia estaba profundamente dividida
por la religión y por la política.
Pero tras la Grecia estaba Tracia salvaje y ruda; sin embargo, ¿por
qué Tracia fue siempre considerada por los griegos como un país santo
por excelencia, el país de la luz y la verdadera patria de las
musas?... tal vez, por que aquellas altas montañas tenían los más
antiguos Santuarios de Kronos, de Zeus y de Urano...
Lo cierto es, que en esta época había aparecido en Tracia un hombre
joven de raza real y dotado de una seducción maravillosa. Se decía
que
era hijo de una sacerdotisa de Apolo. Su voz tenía un encanto
extraño.
Hablaba de los dioses en un ritmo nuevo y parecía inspirado. Su
blonda
cabellera, orgullo de los Dorios, caía en ondas doradas sobre sus
hombros y la música que fluía de sus labios prestaba un contorno
suave
y triste a su faz. Sus ojos de un profundo azul, irradiaban fuerza,
dulzura y magia.
Los feroces tracios evitaban su mirada; pero las mujeres versadas en
el arte de los encantos decían que aquellos ojos mezclaban, en su
filtro azul, las flechas del sol con las caricias de la luna. Las
mismas Bacantes, curiosas de su belleza merodeaban a su alrededor
como
panteras amorosas, y sonreían a sus palabras incomprensibles.
De pronto, aquel joven, que llamaban el hijo de Apolo, desapareció.
Se
dijo que había muerto. En realidad había huido secretamente a
Samotracia luego a Egipto, donde había pedido asilo a los sacerdotes
de Memphis.
Después de atravesar sus misterios, volvió al cabo de veinte años
bajo
un nombre de iniciación que había conquistado por sus pruebas y
recibido de sus maestros. Se llamaba “Orfeo” o “Arpha”, lo que quiere
decir: Aquel que cura por la luz.
El más viejo santuario de Júpiter se elevaba entonces sobre el monte
de Kaukaión. En otros tiempos sus hierofantes habían sido grandes
pontífices. Desde la cumbre de aquella montaña, al abrigo de un golpe
de mano, habían reinado sobre toda la Tracia, pero desde que las
divinidades de abajo habían dominado, sus adeptos eran escasos, su
templo estaba casi abandonado. Los sacerdotes del monte Kaukaión
acogieron como un salvador al iniciado de Egipto. Por su ciencia y
por
su entusiasmo, Orfeo arrastró tras si a la mayor parte de los
Tracios,
transformó completamente el culto de Baco y subyugó a las vacantes.
Pronto su influencia penetró en todos los santuarios de Grecia. El
fue
quien consagró la majestad de Zeus en Tracia, la de Apolo en Delfos,
donde instituyó las bases del tribunal de los anfictiones, que llegó
a
ser la unidad social de Grecia. En fin: Por la creación de los
misterios, formó el alma religiosa de su patria.
De este modo Orfeo pudo ser pontífice de Tracia, gran sacerdote del
Zeus Olímpico y, para los iniciados, el revelador del Dionysos
celeste. Pero, terminada su ingente labor, Orfeo nos abandonó.
(Apaga la luz que sigue a la izquierda del candelabro de Or .·. y se
sienta). 8
EL H.·. DESIGNADO EN OCC.·. (Poniéndose en pie)
Pero en los santuarios de Apolo que aún poseen la tradición Órfica,
una fiesta misteriosa se celebra en el Equinoccio de la primavera...
Es el momento en que los narcisos florecen al lado de la fuente
Castalia. Los trípodes, las liras del Templo vibran por si mismas y,
dícese, que el Dios invisible vuelve del país de los Hiperbóreos,
sobre un carro tirado por cisnes. Entonces la gran Sacerdotisa
vestida
de musa, coronada de laureles, la frente ceñida por cintas sagradas,
canto solo ante los iniciados el nacimiento de Orfeo, hijo de Apolo
de
una de sus sacerdotisas. Ella invoca luego el alma de Orfeo, salvador
de los hombres, soberano inmortal y tres veces coronado en los
infiernos, en la tierra y en los cielos: el que marcha con una
estrella en la frente por entre los astros y los dioses...
Entonces, escuchase la voz del maestro al joven discípulo:
“Repliégate
hasta el fondo de ti mismo para elevarte al principio de las cosas, a
la grande Triada que resplandece en el Éter inmaculado. Consume tu
cuerpo por el fuego de tu pensamiento; sal de la materia como la
llama
de la madera que ella devora. Entonces tu espíritu se lanzará en el
puro éter de las causas eternas como el águila en el trono de Júpiter
“.
“...Voy a revelarte el secreto de los mundos, el alma de la
naturaleza, la esencia de Dios.
Escucha por lo pronto al arcano. Un solo ser reina en el cielo
profundo y en el abismo de la tierra, Zeus tonante, Zeus etéreo. El
es
el consejo profundo, el poderoso odio y el amor delicioso. El reina
en
la profundidad de la tierra y en las alturas del cielo estrellado.
Soplo de las cosas, fuego indómito, varón y hembra; un Rey, un poder,
un Dios, un Gran maestro“.
“Júpiter es el Esposo y la Esposa divina, Hombre y Mujer, Padre y
Madre. De su matrimonio sagrado de sus eternos esponsales salen
incesantemente el Fuego y el Agua, la Tierra y el Éter, la Noche y el
Día, los fieros titanes, los Dioses inmutables y la semilla flotante
de los hombres”.
“...y así, Orfeo, a través de las edades aún nos sigue revelando los
arcanos más profundos... por eso vuelvo a encender su Luz”.
(Enciende la luz que sigue a la izquierda del candelabro de Occ.·. y
se sienta).
PR.·. VIGILANTE: (Poniéndose en pie)
Sin embargo, aquella Grecia de Orfeo que tenía por intelecto una
doctrina guardada en los templos; por alma una religión plástica, y
por cuerpo un alto tribunal de justicia centralizado en Delfos,
aquella Grecia comenzaba a decaer: los misterios mismos comenzaban a
corromperse, cuando Pitágoras nació entre 592 y 572 A.D.C.; es decir,
en ese sexto siglo que vio a Gautama el Buda, a Zoroastro, a Confucio
y a Lao-Tsé, formar con nuestro Maestro de Samos una péntada
esplendorosa de súper-hombres, semidioses o “Daimones”, para emplear
el término caro a los discípulos de este último.


De larga cabellera aún y vestido de púrpura, Pitágoras adolescente
participa en los juegos de la 48 Olimpiada y conquista en pugilatos
de
“peso completo” adulto la inestimable rama de olivo. Después parte en
largos viajes. Su estancia en Egipto y si Inic.·. En los Grandes
Misterios están confirmados por todas las fuentes, así como que sus
estudios y peregrinaciones duraron muy largo tiempo, ya que contaba
más de 50 años cuando volvió a Samos. El éxito de sus lecciones, le
atrajo una multitud creciente de adeptos y también la enemistad del
tirano Policrato, quien lo obliga a desterrarse, dirigiéndose a
Crotona, Italia, donde se establece definitivamente.
Desde esta pequeña ciudad de la parte sur de Italia, denominada
entonces la “Gran Grecia”, Pitágoras irradió la imperecedera luz de
su
doctrina. La influencia del Pitagorismo en el mundo antiguo fue
prodigiosa así como también en el subsecuente desarrollo del
pensamiento europeo. Y aun que son escasas las referencias históricas
acerca de la doctrina directa o personal del Maestro, sin embargo a
través del Yero-Logos y de algunos datos relativos a su enseñanza,
así
como a través de Platón y de todos los pitagóricos, se le percibe en
toda su grandeza, en toda su trascendencia, única para los masones.
En efecto, Pitágoras aparece como el Primer Hierofante de los
Misterios Masónicos, tales como los adivinamos en los profundos y
lejanos asertos de nuestros despojados Rituales. Podemos afirmar en
realidad de verdad, que toda nuestra doctrina con su filosofía y su
ropaje; nuestros números, nuestros símbolos geométricos, nuestros
signos sagrados, nuestro sigilo, nuestras ceremonias, nuestras
tradiciones y nuestras concepciones del hombre y del Universo, fueron
balbucidos por los labios o rubricados por las actitudes de nuestro
Maestro de Samos y Crotona, el gran Pitágoras, Instructor y Guía de
los Masones.
Pitágoras fue el primero que aplicó al Universo percibido la
denominación de Cosmos, con el significado de “Orden”. De él son
también los principales apotegmas con que nos enorgullecemos:
Ordo Ab Chao, “Del Caos, Por la creación, nace el orden”,
“Conócete a ti mismo”;
“Como es arriba es abajo”, etc.
Pitágoras enseñó en el campo espiritual, que las almas están
sometidas
a reencarnaciones sucesivas, hasta que, durante el curso de esta
sucesión de ciclos de vida, logran la liberación por su esfuerzo
propio.
En el campo que llamaremos de la enciclopedia o del saber humano, de
la ciencia y de la filosofía de la vida, Pitágoras aparece en el
pináculo del origen de todos esos conocimientos, tales como los
concebimos y los amamos nosotros los Occidentales: Sajones, Galos,
Latinos, Hispano-americanos, etc. Por eso, ¡OH Masones leales del
mundo entero!, no olvidemos jamás que Pitágoras, nuestro Maestro,
murió entre 570 y 480 A.D.C.
(Apaga la siguiente luz de la derecha del candelabro de Or.·. y se
sienta) 10
EL H.·. DESIGANDO EN OCCIDENTE (poniéndose de pié)
Pero la luz imperecedera de su doctrina brillará eternamente en
nuestros Templos y Logias y más allá, en el mundo entero.
(Enciende la siguiente luz de la derecha del candelabro de Occ.·. y
continúa):
Escuchad y oiréis aún la voz del Maestro. Cómo pintar la llegada de
una alma pura a un mundo propio de ella... la tierra ha desaparecido
como una pesadilla. Un sueño nuevo, un desvanecimiento delicioso la
envuelve como una caricia. Ella no ve más que a su guía alado que la
lleva con la rapidez del relámpago por las profundidades del espacio.
¿Qué decir de su despertar en los valles de un astro etéreo, sin
atmósfera elemental, donde todo, montañas flores, vegetación, esta
formado en una naturaleza exquisita, sensible y parlante? ¿Qué decir
sobre todo, de esas formas luminosas hombres y mujeres, que lo rodean
en sagrado grupo para iniciarle en el misterio de su nueva vida? ¿Son
dioses o diosas? No; son almas como ella, y la maravilla es que su
pensamiento íntimo florece sobre su semblante, que la ternura, el
amor, el deseo o el temor irradian a través de aquellos cuerpos
diáfanos en una gama de coloraciones luminosas. Aquí, cuerpos y
rostros no son ya las caretas del alma, sino que el alma transparente
aparece en su forma verdadera y brilla en plena luz de su verdad
pura.
Psiquis ha vuelto a encontrar su divina patria. Por que la luz
secreta
donde se baña, que emana de ella misma y a ella vuelve en la sonrisa
de los seres amados, esa luz de felicidad... es el alma del mundo...
y
en ella siente la presencia de dios.
“Ahora ya no hay obstáculos; ella amará, sabrá, vivirá sin otro
límite
que su propia capacidad, su propio vuelo... Luego, temblorosa, se
lanzará a la luz de arriba, al llamamiento de los Enviados, de
aquellos que se llaman dioses por que han escapado del círculo de las
generaciones. Conducida por esas inteligencias sublimes, tratará de
deletrear el gran poema del Verbo oculto, de comprender lo que pueda
distinguir de la sinfonía del Universo... y cuando vuelva azorada de
esos viajes deslumbradores, oirá de lejos la llamada de las voces
amadas y volverá a caer en las playas doradas de su astro bajo el
velo
rosado de un sueño ondulante lleno de formas blancas, de perfumes y
de
melodía”.
Tal es la vida celeste, según nuestro Gran Maestro.
(Se sienta).
DOC.·. M.·. (Poniéndose de pie)
Así llegamos a los tiempos de Jesús de Nazaret. A pesar del esfuerzo
de los Iniciados, la tiranía y la disolución de las clases dirigentes
había conducido en Asia, en África y en Europa a un desastre de la
civilización. Todos tenemos fresca en la memoria la historia y la
doctrina de Cristo, por que varias Iglesias Cristianas militantes se
disputan, ante la indiferencia de las clases cultas del mundo, el
derecho de exclusividad en la propaganda de su religión; por eso me
abstendré de esbozarla y tan solo haré notar que el Cristo predicó la
doctrina del Verbo Divino, ya enseñado por Krishna en la India, por
los sacerdotes de Osiris en Egipto, por Orfeo y Pitágoras en la
Grecia, y conocida entre los profetas por el nombre de Misterio del
Hijo del Hombre y del Hijo de Dios; y que esta enseñanza fue
proclamada por el Cristo a través, a trasluz de su tónica o
idiosincrasia personal (como han hecho todos los Iniciados ), que fue
el Amor hacia la humanidad sintetizada en su famoso mandamiento:
“Amaos los unos a los otros”. Pero Jesús el Cristo, el dulcísimo
señor
del amor, también murió.
(Apaga la última luz del candelabro de Oriente y se sienta).
El H.·. DESIGNADO EN OCCIDENTE (Poniéndose de pie)
Sin embargo, la luz del Cristianismo alumbra aún los senderos de la
humanidad en Occidente; y el sermón de la montaña permanecerá como
antorcha internacional y humana, como lo son y permanecen las
enseñanzas de cada uno de los Grandes Iniciados del pasado y del
porvenir, en el cósmico lampadario que a través de las edades, el
G.·.
A.·. ha venido encendiendo, para mostrar el sendero de retorno a los
hombres.
(Enciende la última luz del candelabro de Occidente y continúa):
Y viendo Jesús las multitudes, subió a un monte y desde él les enseñó
diciendo:
“Bienaventurados los pobres de espíritu; por que de ellos es el reino
de los cielos”.
“Bienaventurados los tristes, por que ellos serán consolados”.
“Bienaventurados los mansos; por que ellos recibirán la tierra por
heredad”.
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de Justicia; por que
ellos serán hartos”.
“Bienaventurados los de limpio corazón; por que ellos verán a
dios”...
“Oísteis que fue dicho a los antiguos: Ojo por Ojo y Diente por
Diente. Mas yo os digo: no resistáis al mal; antes a cualquiera que
te
hiere en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”.
“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo; y aborrecerás a tu
enemigo. Yo pues os digo:
Amad a vuestros enemigos; Bendecid a los que os maldicen; Haced bien
al los que os aborrecen, y orad por los que os calumnian y os
persiguen”.
“Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los Cielos; que
hace que su Sol salga sobre los malos y buenos; y llueva sobre justos
e injustos: sed pues vosotros perfectos, como vuestro
Padre que esta en los Cielos, es perfecto”.
“No juzguéis para que tampoco seáis juzgados; y con la medida que
midiereis seréis medidos”. “¿Por qué miráis la arista en el ojo de
vuestro hermano y no miráis la viga que tiene el vuestro?”.
“No deis lo santo a los perros; ni echéis margaritas a los cerdos;
por
que no las despedacen con sus hocicos y se vuelvan y os despedacen”.
“Pedid y se os dará. Buscad y hallaréis. Llamad y se os abrirá”.
Así que todas las cosas que queráis que los hombres hicieren con
vosotros, así también haced vosotros con ellos: por que esta es la
Ley
y los Profetas”.
(Se sienta).
DOCT.·. M.·. (Poniéndose de pie da: OOOOOO-O y todos lo imitan)
Regocijémonos, EExc.·. y PP.·. CC.·. Regocijémonos, por que en
Occidente se conservan encendidas las luces de nuestros Grandes
Maestros.
Para terminar esta Cer.·. , nosotros los masones libres del mundo
entero, debemos recordar, si los cristianos de todas las sectas
afirman que el alma de la civilización actual es su religión,
nosotros
podemos demostrar que no solamente el alma, sino que todo lo que
constituye la totalidad íntegra de nuestra civilización, de nuestra
cultura y progreso presentes, son frutos indiscutibles de las
enseñanzas enciclopédicas y de la doctrina espiritual de nuestro
Maestro Pitágoras: el plantó la simiente de todas las ciencias
matemáticas, físicas, biológicas y sociales de nuestros días.
Muy distinto de lo que es, sería el mundo Occidental, si solo hubiese
sido guiado por las enseñanzas de los católicos, por ejemplo, cuyo
exclusivo tipo de civilización pudo imponerse y dar de si todo lo que
podía, durante la era medieval.
El Pitagorismo salvó al mundo de la época medieval, y el Pitagorismo
es el que ha impreso a los hombres de hoy el amor a las cosas de la
tierra; les ha enseñado ha obtener los óptimos frutos del esfuerzo
humano en los vastos campos terrestres, y ha suprimido con su
sabiduría y su belleza y con su optimismo las tristes lobregueces del
ascetismo de los católicos y la intolerancia de las distintas
iglesias
que se dicen herederas de Jesús de Nazaret.
Pues, como os podéis dar cuenta EExc.·. y PP.·. CC.·. , el sempiterno
“Duelo de los Magos” continúa: y tal parece que los contendientes
actuales son el Catolicismo y el Pitagorismo. ¿Cuál de los dos es el
Blanco, cual el hijo de la Negra?
Cuando el catolicismo dispuso del poder, lo empleó para establecer el
Tribunal del santo
Oficio y la Inquisición; mientras que el Pitagorismo, siempre ha
procurado mejorar el bienestar humano fomentando el adelanto de todas
las ciencias y las artes teóricas y aplicadas, y creando la
portentosa
técnica de nuestros días.
Por lo demás, y desde el punto de vista exclusivamente espiritual,
los
hombres siempre han dispuesto de dos vías para acercarse al G.·.
A.·. . La vía del Misticismo y la vía del Ocultismo. Son
representativos de estas dos vías en nuestra civilización occidental;
por la primera, tal vez el cristianismo y sus distintas sectas; y por
la segunda, el Pitagorismo en cuya prolija descendencia se cuentan
desde las academias y universidades, hasta cada uno de los sabios y
hombres de estudio y de investigación del mundo entero; sin omitir la
Orden de los Francmasones, legítima herencia del Maestro de Samos y
la
única, cuyos miembros buscan su evolución por la vía del Ocultismo.
¡Hosanna a todos los Grandes Iniciados de la humanidad!
¡Hosanna a Pitágoras, Padre y Maestro de los Franc-Masones!
TODOS.- ¡HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA!
( Se quema la Pal.·. Sag.·. , se corre el Saco de Benef.·. , se exige
el Juramento de secreto y se suspende la Asamblea).


http://groups.google.com/group/SECRETO-MASONICO
Ignacio
2009-09-30 17:33:23 UTC
Permalink
Post by ☻illuminati☻
RITUAL DE LA CENA MÍSTICA GRADO 18
La cena mística o ágape fraternal en que se reúnen ritualmente al
terminarse cada tenida es una expresión filosófica.
Véase:


Jean Mallart
2009-09-30 18:35:03 UTC
Permalink
Post by ☻illuminati☻
RITUAL DE LA CENA MÍSTICA GRADO 18
¡HIDEPUTA!
Ignacio
2009-09-30 21:14:22 UTC
Permalink
Post by Jean Mallart
Post by ☻illuminati☻
RITUAL DE LA CENA MÍSTICA GRADO 18
¡HIDEPUTA!
¡MARICOMASONAZO!
h***@gmail.com
2019-12-25 23:05:34 UTC
Permalink
Post by LABORISARQUITECTUM
La Logia Luminosa del Vril
Los cálices para las huestes de Lucifer
«Estoy fundando una orden, confió Adolf Hitler a Rauschning, hablando
de sus planes
para establecer los burgos en los que tendría lugar la segunda fase
de
la creación de una
nueva raza.. De allí surgirá la fase final de la mutación humana...
¡El Hombre-Dios!»
Karl Haushofer no sólo había realizado un profundo estudio sobre los
orígenes de la raza aria en la Atlántida, y sobre el modo en que
había
sido moldeada para cumplir su destino histórico en el mundo. El
profesor también era la fuente de toda la mística biológica del
racismo del partido nazi, así como elresponsable inmediato de
inspirar
la idea de realizar experimentos de incubación y de llevar a cabo una
educación especial en los burgos en los que aparecería una nueva raza
de Superhombres.
Después de iniciar a Adolf Hitler en la Doctrina Secreta en la
fortaleza de Landsberg, Haushofer seconvirtió en la figura central de
una sociedad secreta llamada «Vril» o «Logia Luminosa del Vril», que
fue fundadaen Berlín. La única cualificación aceptable para entrar a
formar parte de este exclusivo círculo satánico era la
presentación de un grado lo suficientemente alto de iniciación en la
Doctrina Secreta.
La Logia Luminosa no sólo comprendía miembros procedentes de los
movimientos ocultistas más
importantes de Europa, sino que también atraía a iniciados de todos
los rincones del planeta, incluso del
Tíbet, de Japón, de la India, de Cachemira, de Turkistán y de Ceilán.
En el cuartel de la Sociedad en Berlín,
lamas tibetanos, budistas japoneses y miembros de otras sectas
orientales se codeaban con ex alumnos de
Gurdjieff, miembros de varias órdenes rosacrucianas, antiguos
asociados a la Logia de París del Alba Dorada
y dudosos personajes de la Ordo Templi Orientis, de Aleister Crowley.
El único objetivo de esta Logia era realizar más investigaciones
sobre
los orígenes de la raza aria y sobre
el modo en que las capacidades mágicas que dormían en la sangre aria
podían ser reactivadas para
convertirse en poderes sobrehumanos. Resulta sorprendente el hecho de
que una de las obras que
demostró ser una fuente inagotable de inspiración para los dirigentes
de la Logia había sido escrita por un
inglés, Bulwer-Lytton, francmasón y miembro de una sociedad inglesa
rosacruciana, que escribió otras obras
menos conocidas aparte de su elogiada novela Los últimos días de
Pompeya, por la cual se hizo famoso. En
uno de estos libros menos conocidos, titulado La Raza que viene,
revelaba muchas de las verdades que
había aprendido a través de la iniciación personal en la Doctrina
Secreta. Lytton, un hombre íntegro y un
académico de mérito, sentía gran interés por las profecías que se
referían al bien y al mal mencionado en el
Apocalipsis. No tenía idea de que este libro, en el que describía el
surgimiento de una nueva raza de grandes
facultades espirituales y poderes sobrehumanos se convertiría en la
maligna inspiración de un pequeño
grupo de nazis que tenían la intención de crear una Raza Superior
para
esclavizar al mundo.
La primera noticia del Vril fue revelada al mundo occidental a través
de Willi Ley, un científico de cohetes,
cuando huyó de Alemania en 1933. Según Ley, los discípulos de
Haushofer creían que estaban desvelando
un conocimiento secreto, a través del cual serían capaces de crear
una
mutación en la raza aria. Entre otras
cosas, relató historias que había oído sobre sus extrañas
meditaciones
y el tipo de ejercicios que realizaban
a fin de desarrollar poderes sobrehumanos de concentración y visión
clarividente.
Ley, ingeniero y experto en ciencias naturales, consideraba que aquel
asunto era inofensivo y bastante
ridículo. No podía prever que el Reichsführer SS, Heinrich Himmler,
se
apoderaría un día de la Logia
Luminosa y la incorporaría-al Ahnenerbe, la Oficina de Ocultismo
Nazi;
y tampoco podía prever que
proporcionaría el anteproyecto para la fundación de un nuevo orden en
los burgos, y que finalmente
desembocaría en experimentos con la médula espinal y con las cabezas
decapitadas de los comisarios
judíomarxistas73.
El Vril es un antiguo nombre indio para las enormes fuentes de
energía
que se pueden conseguir como consecuencia de la expansión del cuerpo
etéreo o del organismo del tiempo en el hombre. Los informes de
Ley eran correctos, ya que los iniciados del Vril pasaban horas y
horas en silenciosa contemplación de
Hitler: la conspiraciσn de las tinieblas Trevor Ravenscroft
semillas, hojas, flores y frutas, ¡incluso de manzanas cortadas por
la
mitad! De hecho, los miembros de esta
Logia estudiaban las leyes de la metamorfosis en las plantas, que
anteriormente habían sido estudiadas en
Europa por Goethe. Goethe fue el primer europeo que consiguió, a
través de este tipo de contemplación,
adquirir una extensión parcial del organismo etéreo, lo cual explica
tanto la fuente de su genio como sus
notables poderes extrasensoriales.
Existe una amplia documentación sobre el hecho de que Goethe era
capaz
de predecir muchos
acontecimientos futuros, y de que sentía grandes tormentas,
erupciones
y terremotos que se producían a
miles de kilómetros de distancia. La capacidad asombrosa y algo
parecida de Karl Haushofer para predecir el
futuro también es del dominio público. Cuando era general en el
frente
occidental durante la primera guerra
mundial, era capaz de predecir las fechas y las horas exactas de las
batallas que se avecinaban, e incluso
trasladó su cuartel general en varias ocasiones, porque tenía la
capacidad de predecir la estrategia que
utilizaba el enemigo en sus bombardeos, y sabía incluso en que lugar
exacto iban a caer los obuses.
Haushofer adquirió estos extraordinarios dones gracias a su
pertenencia a la Sociedad Dragón Verde, en
Japón, en la que el dominio del organismo del tiempo y el control de
las fuerzas de vida en el cuerpo
humano es el objetivo central, a fin de ascender, por los grados
sucesivos de la iniciación. Una de las
pruebas más duras de este tipo de iniciación exige la capacidad de
controlar las fuerzas de vida de las
plantas, de un modo parecido a los poderes con que contaba el antiguo
pueblo de la Atlántida. El iniciado
debe activar el proceso de germinación en una semilla, y hacer que se
desarrolle su crecimiento hasta el
estadio de la planta madura, de modo que la flor aparezca en cuestión
de minutos. Estos poderes no están
tan sólo conectados con el control de los espíritus elementales, sino
también con el pleno desarrollo y
activación del chakra de diez brazos situado en el cuerpo astral, que
interpenetra el abdomen alrededor del
ombligo físico. Sólo se ha permitido a dos europeos la entrada en
esta
orden japonesa, que exige los
juramentos de completa discreción y obediencia, juramentos mucho más
estrictos e intransigentes que los
de sociedades de características similares existentes en el mundo
occidental.
Los iniciados del Vril se daban perfecta cuenta de que su objetivo de
crear una mutación en la raza aria
era totalmente inalcanzable en términos de la ciencia materialista
del
siglo XX, que concluye que todas las
mutaciones se han producido a través de influencias a largo plazo del
entorno. Pero a sus ojos, la ciencia
contemporánea era una ciencia judío-marxista y liberal, una
conspiración de mentes mediocres que no se
merecían otra cosa que el desprecio. Ellos la habían sustituido por
la
ciencia nordiconacionalista, una
concepción mágica del mundo basada en la cosmología de la Doctrina
Secreta. Sólo a los iniciados elegidos
se les permitía conocer las realidades de esta cosmología. Para el
consumo del gran público, se exteriorizaba
como el gemelo de la geopolítica, y se incluía dentro de una
propaganda conocida genéricamente con el
nombre de Welteislehre74.
La cosmología escondida tras la ficción popular de la Welteislehre
tenía sus orígenes en el antiguo Tíbet,
hace nueve mil años, y se trataba de un eco de los secretos
conocimientos de los iniciados, que aparecieron
por primera vez por escrito miles de años más tarde en los Vedas, las
Upanishads y en la filosofía Samkhya.
El universo se concebía como un vasto organismo que abarcaba en su
interior tanto al macrocosmos
como al microcosmos, la sucesión de acontecimientos en la tierra que
tenían su origen y estímulo en los
movimientos dirigidos por el espíritu del sol y de los planetas,
sobre
un trasfondo de las emanaciones
cósmicas procedentes de las estrellas fijas.
Esta referencia a la astronomía espiritual, en la que los ritmos
reiterados de los cuerpos celestiales
activaban las condiciones cambiantes de la vida en la tierra, puede
encontrarse también en muchos otros
sistemas orientales y occidentales. Tal vez este tema alcanzó su
máxima expresión en las obras de Dionisio
el Aeropagita y de Enéades de Plotino, así como en el pensamiento de
toda la escuela neoplatónica, uno de
los sistemas filosóficos más espirituales y de mayor profundidad
intelectual que el mundo ha conocido.
Una parte integrante de esta cosmología era la idea de que la tierra
era también un organismo
consciente y viviente, una especie de reflejo gigante del hombre, de
cada aspecto de la constitución física y
psicoespiritual del hombre, que encuentra su contrapartida exacta en
el organismo de la tierra.
Del mismo modo que se consideraba que el hombre tenía un organismo
etéreo, se atribuía un organismo
de similares características, aunque en tamaño gigante, a la tierra.
Y
todo el proceso de evolución espiritual
y física de la humanidad se atribuía a un gran ritmo central de la
aspiración y la espiración del organismo del
tiempo de la tierra, que desembocaba al mismo tiempo en la
contracción
correspondiente en la vida del
hombre en evolución.
Los miembros del Vril creían que el punto crítico de la contracción
del organismo del tiempo coincidía con
la aparición de la raza aria y el eclipse de todos los poderes
mágicos
en el continente de la Atlántida. Y veían
el contrapunto vital en la expansión del organismo etéreo del
planeta,
que tendría lugar en el siglo XX. Por
esta razón pronosticaron un gran amanecer para la magia.
Horst Wessel, miembro del Vril y uno de los máximos exponentes de la
Welteislehre, predijo que la fecha
exacta de este punto sería el año 1909, treinta años después del fin
del Kali-Yuga, o Era Oscura. Éste fue el
año en que Adolf Hitler contempló por primera vez la Lanza de Longino
en el Hofburg de Viena75.
Las teorías y las conclusiones del Vril fueron puestas a disposición
de Adolf Hitler, el cual demostró gran
interés por todos los detalles que pudieran contribuir a la personal
mezcla de mística biológica, que estaba
cobrando forma en su mente brutal y demente76.
Adolf Hitler creía que el siglo XX sería un «punto crítico en el
tiempo» en toda la evolución de la
humanidad. Imaginaba que el resurgimiento de los poderes mágicos se
produciría de un modo
asombrosamente repentino. E incluso comparó la anticipada transición
con la aparición de la pubertad en la
adolescencia, cuando las fuerzas dormidas se despiertan de pronto
para
marcar el significativo cambio de la
niñez a la edad adulta.
Ya hemos descrito que Adolf Hitler imaginaba que estaba en el umbral
de estos poderes mágicos, y que
las facultades que había adquirido a través de la iniciación eran en
sí mismas una especie de preludio de lo
que vendría en un futuro muy próximo, cuando las grandes fuerzas
invisibles del mundo etéreo se
convirtieran en algo mucho más asequible para el hombre.
Según él, el nuevo tipo de hombre que estaba a punto de aparecer en
la
tierra sería capaz de viajar hacia
adelante y hacia atrás en el tiempo, y de captar acontecimientos de
un
pasado muy lejano, así como de
contemplar el destino del hombre que viviría miles de años más tarde.
«Lo que hoy se conoce como historia
.decía., lo aboliremos por completo.»
Pero Hitler no sólo vaticinó el nacimiento de facultades
espirituales,
sino que llegó hasta el punto de
profetizar verdaderos cambios fisiológicos en las generaciones
venideras, tales como la abertura de una
cuenca frontal y la reaparición visible del «ojo del cíclope».
«Hitler siempre hablaba del ojo del cíclope», escribe Rauschning, que
oyó en varias ocasiones las
opiniones de Hitler acerca de la llegada del Superhombre. «Algunas
personas ya pueden activar su glándula pineal para una visión
limitada
de los secretos del tiempo .le dijo Hitler, y con estas palabras se
refería, sin
lugar a dudas, a sus propias experiencias de sus reencarnaciones
anteriores.. Pero el nuevo tipo de hombre
estará equipado físicamente para esta visión, del mismo modo que
nosotros vemos ahora con nuestros ojos
físicos. Será un don natural, que no requerirá esfuerzo alguno».
Adolf Hitler había recorrido un largo camino desde que leyera por
primera vez el Superhombre de
Nietzsche en sus tiempos de pobreza, en Viena. Se siente uno tentado
a
preguntarse que habría pensado el
propio Nietzsche de los puntos de vista de Adolf Hitler acerca del
tema de su libro más elogiado. Si
recopilamos todo lo que Hitler dijo sobre el Superhombre que se
avecinaba, nos encontramos ante un
cuadro de lo más fantástico.
El Nuevo Hombre tendría un semblante extraordinario, estatura
gigantesca, un físico glorioso y fuerza
sobrehumana. Sus poderes intuitivos sobrepasarían de largo el mero
pensamiento intelectual, tendría una
facultad mágica de imaginación, una especie de consciencia
sobrehumana
en imágenes, que obviaría la
necesidad de la combinación sensorial de los pensamientos
intelectuales y abstractos.
Este Superhombre, que nacería entre nosotros en un espacio de tiempo
muy corto, manifestaría
facultades mágicas, tales como poderes mágicos de lenguaje, que todos
los mortales se verían obligados a
obedecer. Todos los espíritus entre cielo y tierra obedecerían sus
órdenes. Incluso el clima y la combinación
de los elementos químicos se regirían por sus poderes acústicos. Los
Superhombres se convertirían en la
élite de la tierra, en los señores de todo lo que dominaban. Nada
escaparía a su visión espiritual, y ningún
poder terrenal podría enfrentarse a ellos. «Serán los Hijos de los
Dioses», dijo Hitler.
¿Y cuál era la clave de este increíble potencial en el hombre? Sería
descubierta a través de la naturaleza
y la calidad de la sangre. ¡Tan sólo la sangre aria percibiría los
recursos recientemente liberados del poder
creativo cósmico!
Estos pueblos, que nacían a partir de los remanentes de otras razas
que habían sobrevivido a la
destrucción de la Atlántida, no serían incluidas en las mutaciones. Y
la raza judía, que había surgido en un
momento en que el poder etéreo creativo había tocado fondo, sería
excluida de todo este proceso de
evolución humana.
«Sólo imitan a los hombres, pero no pertenecen a la misma especie»,
dijo el profesor Kart Haushofer.
«Los judíos están tan apartados de los humanos como lo están los
animales», reiteró Heinrich Himmler. «No
considero que los judíos sean animales, están más alejados de los
animales de lo que lo estamos nosotros .
concluyó Adolf Hitler.. Por ello no constituye un crimen eliminarlos,
ya que no pertenecen a la humanidad».
Adolf Hitler expresaba las conclusiones del Vril cuando afirmaba que
la única raza verdadera era la raza
aria, y que sólo la raza aria podía tomar parte en la gran aventura
heroica del repentino y mágico paso en el
progreso de la evolución de la humanidad.
Éste era el credo nazi, y Adolf Hitler se convirtió en su profeta. En
diversas ocasiones habló de su
vocación como heraldo de la nueva raza de Superhombres: «La creación
todavía no ha finalizado. El hombre
todavía tiene que pasar por varias etapas de metamorfosis. El hombre
postatlántico ya está en una fase de
degeneración tal que apenas es capaz de sobrevivir... Todas las
fuerzas creativas se concentrarán en una
especie nueva. Los dos tipos de hombre, el viejo y el nuevo,
evolucionarán rápidamente en diferentes
direcciones. Uno de ellos desaparecerá de la faz de la tierra, el
otro
florecerá... ¡Éste es el verdadero
objetivo que se esconde detrás del movimiento nacionalsocialista!»
«Estoy fundando una orden .confió Adolf Hitler a Rauschning, poco
antes de que éste desertara a
occidente. En esta ocasión hablaba de sus planes para establecer los
burgos en los que tendría lugar la
siguiente fase de la creación de una nueva raza.. De allí surgirá la
última fase de la mutación humana... ¡El
HOMBRE-DIOS! Este espléndido Ser se convertirá en objeto de la
adoración universal.»
Sin embargo, el objetivo último de Hitler en la mutación biológica no
pretendía abrir el camino a la
reaparición del tipo de híbrido Dios-Hombre mencionado en el Génesis,
que un día caminó por la tierra del
continente de la antigua Atlántida. Esos Seres Espirituales, que se
encontraban por encima del hombre, pero
por debajo de las jerarquías celestiales, podían adoptar forma
humana,
porque la plasticidad de la
constitución humana lo permitía en aquella época. Pero estos
mensajeros divinos sólo estaban autorizados a
actuar de puentes entre dos mundos, porque el hombre no era lo
suficientemente maduro en aquella época
para asumir la dirección de su propio destino.
El duro aprendizaje y la despiadada e inhumana disciplina a la que
fueron sometidos los desafortunados
niños de los burgos, estaba destinado a moldear sus almas, para que
se
convirtieran en el cáliz
desinteresado para la incorporación de espíritus demoníacos de un
orden superior. Porque el Dios-Hombre
no habría sido otra cosa que las legiones de Lucifer, las huestes del
antiespíritu asociadas con la Lanza del
Destino. Los alemanes son muy afortunados de que los ejércitos
alemanes fueran derrotados en la batalla, y
de que el régimen nazi fuera eliminado de la faz de la tierra.
Porque,
¡quién puede decir que en los próximos
cien años, estos experimentos con la mutación humana no hayan
alcanzado, hasta cierto punto, las metas
que perseguían!
La Doctrina Secreta, que estudia la historia del Planeta Tierra
mediante la crónica cósmica, describe que
toda la evolución de la tierra y de la existencia del hombre se
desarrolló a partir del macrocosmos espiritual,
como consecuencia de las ininterrumpidas actividades creativas de los
Seres Espirituales. Según esta
doctrina, la vida interior del hombre ha sido guiada, desde los
primeros tiempos, por estas jerarquías de
Seres Espirituales, pero algunas de estas jerarquías son enemigas de
este plan divino de la evolución
humana.
La consciencia del hombre de los primeros tiempos debería haber
seguido siendo una imagen de espejo
infalible del mundo, pero este objetivo fue vuelto del revés por una
jerarquía de poderes contrarios, que
pretendía evocar en el alma del hombre una suerte de resistencia a
estas condiciones. Estos espíritus, la
primera jerarquía de la trinidad del mal, que recibe el nombre
genérico de Lucifer, pretendía apartar la
consciencia del hombre de la mera naturaleza de espejo. Los
adversarios luciféricos de las jerarquías
celestiales deseaban crear prematuramente en el hombre una capacidad
de desarrollar una actividad libre
dentro de su consciencia, de modo que fuera separada de la mano
conductora del macrocosmos.
La intervención de Lucifer inició un proceso a través del cual el
hombre se convirtió en el dueño de su
propia cognición, y en un ser capaz de resolución personal. Al mismo
tiempo, el hombre podía ser inducido
al mal o a error. El «yo» humano, o ego, pasó a depender de ciertos
elementos inferiores del alma. Las
influencias superiores espirituales ya no eran capaces de controlar y
regular los anhelos y las pasiones a los
que se exponía el hombre. De este modo, se vio atrapado en la rueda
de
la existencia física, y demasiado
implicado en los procesos materiales de la tierra.
Este período de la evolución de la humanidad, que tuvo lugar en
épocas
todavía más tempranas que la
Atlántida, se describe en la Biblia con la imagen simbólica de la
«Caída del Paraíso», en la que las metas del
mal se apoderan del hombre a través de las tentaciones de la
serpiente.
En las fuerzas de la propia tierra, bajo cuya influencia cayó el
hombre, funcionaban otros poderes
demoníacos. Estos espíritus, que pertenecían exclusivamente al mundo
material en el que Lucifer confinaba
al hombre, reciben el nombre de Espíritus Ahrimánicos, y
genéricamente
se los conoce por «Ahriman». Se
trata de la segunda jerarquía de la trinidad del mal, y estos
espíritus pretenden desposeer al hombre de
toda visión del macrocosmos, y reducirle al confinamiento total en el
mundo tridimensional de medida,
número y peso. Ahriman quiere conseguir que el hombre contemple el
mundo susceptible de ser percibido
por los sentidos como su única realidad. Si no hubiera sido por la
intervención de Ahriman, los poderes
espirituales que yacen en las fuerzas de la naturaleza nunca habrían
estado vedados a la visión humana.
Lucifer y Ahriman son dos grandes enemigos de la evolución de la
humanidad. Lucifer provoca que el
hombre sea espiritualmente independiente de las jerarquías
celestiales, y le tienta a erigirse él mismo en un
Dios. Ahriman lucha por establecer un reino totalmente material en la
tierra, un reino aislado por completo
de las realidades espirituales, y pretende hundir al hombre tan
profundamente en él, que llegue a perder
toda su consciencia acerca de sus orígenes y su destino espirituales.
Las jerarquías del mal fueron las culpables de la degeneración de la
vida del alma de las masas de la
Atlántida, que ya hemos descrito con anterioridad. Lucifer provocó la
lujuria del poder, el falso orgullo y el
egoísmo, rasgos que condujeron al abuso de los poderes mágicos,
mientras que Ahriman utilizó los
perversos anhelos sexuales del populacho para inspirar rituales de
magia negra, que produjeron la
destrucción del continente.
Ni siquiera las disciplinas y los entrenamientos que acompañaron a la
fundación de la raza aria fueron
suficientes para librarse de las perniciosas influencias de los
poderes del mal. Dos secciones separadas de
los pueblos arios, encabezadas por iniciados desertores de los
Oráculos, se dedicaron al culto al mal, y
establecieron sus propias comunidades separadas en las montañas que
ahora están sumergidas en el fondo
del Océano Atlántico, en las proximidades de Islandia. A partir de
estas civilizaciones crueles y sedientas de
sangre nació la leyenda de Thule. Estos iniciados del mal también
sobrevivieron a lo que la Biblia denomina
el Diluvio Universal. También emigraron hacia el este, a través de
Europa hacia Asia, y se establecieron en el
Tíbet, en dos grandes asentamientos de cavernas debajo de los
santuarios de las montañas del Oráculo del
Sol, donde los grandes iniciados se instalaron para supervisar la
sabia conducción de las civilizaciones de la
era postatlántica.
En tanto que el Oráculo del Sol empezó a declinar al cabo de unos
cinco mil años, las Comunidades de
las Cavernas que servían a las fuerzas del mal han sobrevivido hasta
la era moderna. El repentino y
definitivo eclipse de estos centros del misterio demoníaco se produjo
cuando la China comunista se anexionó
el Tíbet en 1959, y los soldados de Mao aniquilaron a todos los
adeptos que quedaban.
Muchos rumores e historias sobre las actividades demoníacas de los
adeptos de las cavernas habían
llegado a occidente en las primeras dos décadas del siglo XX. La
literatura del Grupo Thule hablaba de estas
dos órdenes secretas, que seguían el «camino de la derecha» y el
«camino de la izquierda». El Oráculo
luciférico recibía el nombre de Agartha, y se creía que era un centro
de meditación concentrado en
proporcionar sustento a los Poderes. El Oráculo Ahrimánico se
denominaba Schamballah, un centro en el
que se celebraban rituales para controlar los poderes elementales.
Los
iniciados de Agartha estaban
especializados en la proyección astral, y pretendían inspirar el
falso
liderazgo en todo el mundo. Los adeptos
de Schamballah querían implantar la ilusión del materialismo y llevar
todos los aspectos de la actividad
humana al abismo.
Sobre todo a raíz de la iniciativa del profesor Karl Haushofer y
otros
miembros de la Sociedad Vril de
Berlín y de Munich, fueron enviados equipos de exploración al Tíbet.
Las expediciones alemanas al Tíbet,
que se realizaron entre 1926 y 1942, iban dirigidas a establecer
contacto con las Comunidades de las
Cavernas, y convencerlas de que consiguieran la ayuda de los poderes
ahrimánicos y luciféricos para la
continuación de la causa nazi y para la proyectada mutación, que
anunciaría la nueva raza de los
Superhombres.
Tres años después del primer contacto con los adeptos de Agartha y
Schamballah, una comunidad
tibetana se estableció en Alemania, con sucursales en Berlín, Munich
y
Nuremberg. Pero sólo los adeptos de
Agartha, los servidores de Lucifer, estaban dispuestos a apoyar la
causa nazi. Los iniciados de Schamballah,
que se ocupaban de la llegada del materialismo y de la continuación
de
la era de la máquina, se negaron a
cooperar. ¡En el servicio a Ahriman, ya habían establecido contacto
con el occidente, y trabajaban en
afiliación con determinadas logias de Inglaterra y América!
Los adeptos de Agartha eran conocidos en Alemania como la «Sociedad
de
los Hombres Verdes», y se
tomaron fuertes medidas para guardar silencio sobre su verdadero
significado. Se unieron a ellos siete
miembros de la «Sociedad del Dragón Verde», de Japón, con los que
habían mantenido comunicación astral
durante cientos de años.
Adolf Hitler mantenía conversaciones regulares con el líder de los
tibetanos en la capital alemana, un
hombre de probada clarividencia que dominaba las artes de la
predicción. Se rumoreaba que había predicho
la fecha exacta en la que Hitler se convertiría en canciller, así
como
la fecha exacta del comienzo de la
guerra mundial.
Las enseñanzas de este grupo tibetano, que habían sido desarrolladas
por la inspiración directa del
profesor Karl Haushofer, atrajeron la atención del Reichsführer SS
Heinrich Himmler. Himmler creó una
escuela de ocultismo en la sucursal de Berlín, y se impuso a muchos
de
los miembros de las capas altas de
las Totenkopf SS, el Sicherheitsdienst y la Gestapo, la asistencia a
cursos de meditación, trascendentalismo y
magia.
Himmler fue persuadido para fundar el Ahnenerbe, la Oficina de
Ocultismo nazi. El Ahnenerbe incorporó
a los miembros de la Orden Templaría de Crowley, del Vril y la Thule
Gesellschaft en la Orden Negra de las
SS. Sus objetivos eran: llevar a cabo investigaciones sobre la
localización, las características generales, los
logros y la herencia de la raza indogermánica.
El director de investigaciones era un amigo íntimo de Karl Haushofer,
el profesor Wirrst, un experto en
filosofía oriental, que enseñaba sánscrito y Sagradas Escrituras en
la
Universidad de Viena. Muchos de los
cerebros académicos de Alemania fueron presionados a engrosar las
filas del Ahnenerbe, que tenía cuarenta
y nueve ramales. Tal era la influencia de Agartha en la Alemania
nazi.
Con el trasfondo ocultista que hemos descubierto, debería resultar
posible entender que las enseñanzas
geopolíticas de Karl Haushofer y su exigencia de Lebensraum no eran
más que la fachada de objetivos
exclusivamente demoníacos. No le interesaba la investigación del
verdadero origen de la raza aria. Su única
intención era conquistar el mundo al servicio de los poderes
luciféricos. La derrota de los ejércitos alemanes
en Stalingrado puso fin a sus sueños. Y también produjo el eclipse de
la confianza nazi en Agartha.
Durante los últimos meses de la guerra, los lamas del Tíbet fueron
descuidados completamente por los
nazis. Habían fracasado en su misión de utilizar los poderes de
Lucifer para la causa nazi. A fin de
expresarles su repulsa personal, Hitler ordenó que se les dieran las
mismas reducidas raciones que recibían
los prisioneros de los campos de concentración. Cuando los rusos
llegaron a su cuartel general, situado en
las afueras de Berlín, descubrieron sus cuerpos desnudos dispuestos
en
filas, y cada uno de ellos tenía un
puñal ceremonial clavado en el abdomen. Habían escogido la versión
oriental del suicidio, ya que lo
preferían a la rendición a los comunistas y a las desgracias que les
esperaban en el futuro.
La primera asociación de los nazis con los Oráculos tibetanos de las
Cavernas no pasó inadvertida a
ciertos hombres perspicaces y observadores del mundo occidental.
Hombres de la talla de lord Tweedsmuir,
más conocido como John Buchan, el novelista, advirtieron a los
políticos de la época de la llegada de una
religión satánica a Alemania, así como del tipo de civilización que
podría desarrollarse a partir de la fusión
entre la tecnología alemana y el misticismo y la magia orientales.
Huelga decir que no se prestó ninguna
atención a estas advertencias. Incluso en el proceso de Nuremberg,
celebrado al final de una guerra mundial
que había costado veinticinco millones de vidas y había creado los
horrores de los campos de concentración,
sólo se escucharon algunas risas avergonzadas cuando antiguos
miembros
del Ahnenerbe declaraban desde
el banquillo e incluían menciones sobre Agartha y Schamballah.
Los representantes de occidente se negaban simplemente a reconocer la
verdadera naturaleza de sus
enemigos derrotados. Sus extrañas creencias, sus prácticas inhumanas
y
sus horribles crímenes sólo podían
explicarse en términos psicoanalíticos como aberración mental. La
ciencia occidental, que había creado la
bomba atómica, negaba la existencia del mal y hablaba en términos de
behaviorismo y relatividad de la
moral. La religión de occidente, que había reducido a su Dios a un
simple carpintero de Nazaret, no
comprendía el concepto de hombres que adorasen al Anticristo cósmico,
y que hubiesen adquirido la
iniciación en los mundos suprasensibles a través de rituales de
sacrificio. Los que lo sabían guardaban
silencio. Los líderes de las logias ocultistas y las sociedades
secretas no tenían nada que ganar si exponían
en público la naturaleza satánica del partido nazi. Una investigación
pública de estos ritos ocultistas y del
conocimiento de la iniciación podrían haber desvelado realidades
espirituales que ellos mismos pretendían
ocultar a la humanidad a toda costa.
Era tal la ceguera y la ignorancia de los oficiales de seguridad
aliados, encargados de los prisioneros de
Nuremberg, que no reconocieron la naturaleza demoníaca de los
«últimos
ritos» que se practicaron con
algunos convictos que esperaban la horca.
El coronel de las SS Von Sievers, el director del Ahnenerbe, que fue
condenado por su participación en
los monstruosos crímenes contra la humanidad, fue a la horca sin
haberse arrepentido. El último visitante de
su celda de la muerte fue un tal Friedrich Heischler, una de las
figuras más enigmáticas del siglo XX, además
del responsable de la concepción original de la «Sociedad para el
Estudio de las Herencias Ancestrales».
Heischler, un iniciado en un grado aún más alto que Haushofer, y muy
superior a él en cuanto al
conocimiento de la Doctrina Secreta, nunca se unió al partido nazi.
Era miembro de un culto mundial de
orden superior, y muchos de los miembros de la cúpula dirigente del
partido nazi le consideraban su mentor
espiritual y padre confesor. Von Sievers, Heydrich y Kaltenbrunner le
profesaban una profunda devoción.
Heinrich Himmler hablaba de él en respetuosos susurros, y le
consideraba la figura más importante de
Alemania después de Adolf Hitler.
Cuando Karl Haushofer cayó en desgracia en el tribunal nazi, el
Führer
buscaba el consejo de Friedrich
Heischler en todos los asuntos de ocultismo, sobre todo en lo que se
refería a los ritos del medio ambiente,
de entrenamiento y panreligiosos de los burgos, en los que surgiría
la
raza luciférica. Heischler también era
el responsable del «ritual del aire sofocante», en los que miembros
seleccionados de las SS hacían votos de
fidelidad irreversible a los poderes satánicos. Si los nazis hubieran
ganado la guerra, Heischler podría
haberse convertido en el Sumo Sacerdote de una nueva religión
mundial,
que habría sustituido la cruz por la
esvástica.
Ante los mismísimos ojos de los guardianes de las celdas de los
condenados, que se cuidaban sobre todo
de que los presos no recibieran veneno con el que les fuera posible
librarse de la horca, Wolfram von
Sievers se hincó de rodillas mientras Heischler entonaba los cánticos
de una misa negra, un himno final de
adoración a los poderes del mal, que aguardaban a su alma al otro
lado
de la tumba. Ahora debemos dirigir
nuestra atención a los orígenes de la misa negra.
http://groups.google.com/group/secreto-masonico
https://groups.google.com/d/msg/armazem18/29xtcLXN4TM/hlXKox1sBwAJ
Loading...